José Franklin Hernández Ortiz con un carrito de copos, generaba los ingresos para él, su mamá y una hermana de 17 años con síndrome de Down. Su sueño era darles una casa.
Los copos que vendía “Negrito” como le decían de cariño sus amigos, eran los mejores y así lo reconoce quien fuera su patrón por más de dos años.
“Él tenía mucho talento, dentro del grupo de coperos era el mejor vendedor de la zona, era amable y atendía a las personas con carisma y amor, se ganaba a los clientes”, relató el patrón.
José Franklin quiso aprovechar la temporada navideña para ganar un poco más de dinero y así celebrar con su familia el año nuevo.
Por eso se fue desde el 22 de diciembre a playa Matapalo de Quepos en donde le iba bien, hasta que varios sujetos lo amenazaron para que dejara de vender en esa zona o le harían daños.
La amenaza se cumplió el jueves 29 de diciembre cuando dos hermanos de apellidos Ortiz García lo asaltaron y una hora más tarde lo atacaron con puñales.
El jefe de José intentó defenderlo, aunque más bien casi termina herido de gravedad.
“Intenté ayudarlo, pero el tubo que yo andaba se me resbaló de las manos, entonces fue cuando ellos se abalanzaron con los puñales a atacarme, corrí hacia la arena y me tiré de espalda, mientras ellos me atacaban yo los tiraba arena en los ojos, llegó la policía y aún así ellos seguían atacando hasta que la policía sacó el arma y ya los mantuvieron lejos”, agregó el patrón.
La madre del ofendido recuerda que le pidió a José que se quedara en Pérez Zeledón de donde era oriundo y que vendiera copos en el parque y el centro del cantón como lo hacía con frecuencia.
Sin embargo, el deseo de superación del joven de 30 años lo impulsó a buscar mejores ventas en Quepos.
“La gente dice que a él lo asaltaron como a las 10, pero él no quería llenarse de cólera, pero después con arma en mano lo atacaron, me contaron que le tenían envida”, dijo María Ángela Ortiz, su madre.
José Franklin, quien estudió mecánica de precisión y diseño gráfico soñaba con ir a trabajar a Estados Unidos y darle una mejor vida a su madre y su familia ya que él era el principal sustento económico.
“Él era el timón de la casa porque los hermanos estaban estudiando, él se hizo cargo del hogar, pido justicia y que se llegue hasta las últimas consecuencias para que mi hijo pueda descansar”, concluyó su madre.
El Juzgado Penal de Quepos impuso a los hermanos sospechosos del homicidio, seis meses de prisión preventiva y a la pareja de uno de los sujetos medidas cautelares.
Previo al homicidio, a la víctima lo asaltaron y sustrajeron el celular y ₡100 mil en efectivo que andaba en este bolso que guarda la madre del fallecido.
