La Copa Mundial de la FIFA volvió a Sudamérica, 20 años después de que Brasil ganara su quinta Copa del Mundo, Argentina volvió a traer el protagonismo futbolístico a este lado del mundo.
El tercer título de los Gauchos, representa el décimo en toda Sudamérica, contando las 5 copas en Brasil y dos más en Uruguay.
Para conocer las claves de la victoria de los sureños no basta saber que tenían (hoy posiblemente indiscutible) al mejor jugador de la historia para muchos: Lionel Andrés Messi.
Más allá del increíble torneo que logró el '10', hubo otras 5 claves que permitieron a los rosarinos levantar la copa y finalmente cumplir el sueño de convertir a Argentina en campeón 36 años después de que Diego Armando Maradona hiciera lo mismo en México en 1986.
1. Un técnico con proceso: A pesar de que Lionel Messi había logrado ganar todos los títulos posibles con el Fútbol Club Barcelona, incluso conseguir un sexteto (por ahora récord para cualquier equipo europeo) con su equipo había sido otra historia.
No más que unos cuantos títulos juveniles, con la selección absoluta cargó con el peso de no haber levantado ninguna copa importante. Una final de Mundial y 2 Copa América, empañaron el recuerdo de Messi con Argentina.
En ese momento, el siete veces ganador del Balón de Oro incluso había considerado no jugar más para Argentina. Frustración parecía ser el adjetivo que representó el paso de Messi en los torneos de FIFA.
Pero, justo después de un fracaso mundialista (perder en cuartos de final ante Francia, que luego se coronaría campeona en 2018), Argentina empezó a barajar el posible reemplazo del técnico.
El nombre de Lionel Scaloni, un joven técnico que dirigió a la selección Sub 20, era el de dirigir las mayores de forma interina mientras se ubicaba a alguien de mayores quilates.
No obstante, desde su llegada dejó buenas impresiones y logró aumentar la confianza de los jugadores en el técnico.
Es por esto que este “interino” dejó a Argentina con 3 títulos importantes: Copa América, Finalísima y Mundial.
Para Scaloni, la participación de exjugadores profesionales en el cuerpo técnico fue clave para la victoria.
Walter Samuel y Pablo Aimar fueron elementos esenciales en la confianza de las superestrellas argentinas y de la afición en general.
Finalmente, Scaloni logró lo que lamentablemente ni Diego Maradona, Alejandro Sabella, Sergio Batista, Gerardo Martino, Jorge Sampaoli, Alfio Basile, José Pekerman y tantos otros lograron: el tercer mundial para Argentina.
2. Unión: la clave para el equipo y para el país: Si bien es cierto que el fantasma de los fracasos del pasado siempre estuvo latente, este Mundial fue especial desde el principio.
La afición y los jugadores han mostrado un halo de unión que daba para emocionarse.
Como decía la canción que reinterpretó la Mosca Tse-tsé: “chicos, ahora nos emocionamos otra vez”.
Cierto es que la anterior Copa América que ganó la Scaloneta en el Maracaná, la victoria en la Finalísima ante el Campeón de la Eurocopa (Italia) o el récord de 36 partidos sin perder antes de la Copa en Qatar auguraban una buena actuación en el Mundial.
Los mismos jugadores parecían una familia, Las fotos, mensajes y videos que comunicaban eran de una unión insólita en un país que normalmente se encuentra dividido por la política, por los clubes de fútbol o por el simple miedo a la “mufa” (o mal augurio).
Messi se rodeó esta vez no de “amigos” o “compañeros” sino de hinchas que crecieron viéndolo triunfar en Europa y que estaban dispuestos a dar el alma para que su capitán levantara el trofeo.
3. Resiliencia y Fortaleza Mental: Pero el camino no fue de rosas. Como se han acostumbrado los argentinos, no hay felicidad sin nerviosismo previo.
Un Mundial conseguido cabalgando todos los partidos, marcando goles y jugando de maravilla, no sería una victoria completa. Eso fue precisamente a lo que se enfrentaron tanto los fanáticos como el personal.
La inesperada derrota en la primera fecha ante la "débil" Arabia Saudita auguraba lo peor. Toda esa ilusión y escepticismo se llevó la cabeza de varios aficionados, pero el equipo era consciente de su potencial y de sus sueños.
Les recordó que el Mundial se gana peleando y con el cuchillo entre los dientes.
Por eso luego, con compromiso y respeto propio, Argentina derrotó a México, Polonia, Australia, Holanda (en los penales), Croacia y, ahora, Francia.
Incluso esa misma fortaleza mental fue necesaria para que, durante el último partido, supieran reponerse de la adversidad. Tras liderar 2-0 en la primera mitad y tener la victoria a menos de 10 minutos, dos goles de Kilian Mbappé devolvieron el espectro de la derrota.
Parecieron dejar sin aliento a los argentinos, que en la cancha sintieron el golpe emocional que se convirtió en físico.
Un empate que alargó la decisión a la prórroga. Argentina supo reponerse y el ídolo de todos los tiempos, Messi, volvió a poner por delante a su equipo en el minuto 108, pero los dioses del fútbol se empeñaron en poner más nerviosos a todos y la joven promesa parisina supo convertir el penalti pitado por una mano de Gonzalo Montiel. .Fue aquí donde Argentina entendió que eran nuevamente los penales, los que le daban el paso a semifinales ante Holanda, los que volverían a decidir el futuro.
Fue aquí donde los argentinos demostraron fortaleza mental, calidad y autoestima para no perder ninguna carga y poder festejar desde los 11 pasos.
4. Un buen portero gana títulos: Lionel Messi y Kilian Mbappé demostraron lo que solo los tocados por Dios saben hacer: un partido de ensueño, anotando 2 y 3 goles respectivamente.
Sin embargo, justo detrás de estas inmensas presentaciones, Emiliano “el Dibu” Martínez estuvo gigantesco.
Demostró por qué es el portero que necesitaba Messi. En el minuto 120+2, cuando sólo quedaban un par de suspiros para que se fueran a los penaltis, el portero del Aston Villa detuvo con la zurda un disparo desde muy cerca de Kolo Muani.
Todo el banco francés lo celebró, incluso todos en el estadio estaban celebrando (o lamentando) el gol, todos menos uno: Martínez.
El portero sacó a relucir la que sería la victoria de Francia y demostró a los suyos que, en los penaltis, les echaría una mano. Su parada en Kingsley Coman fue decisiva para el título.
También fue el mismo Martínez quien ante Holanda supo frenar las embestidas de Van Djik y Steven Berghuis en semifinales. Pero Martínez también lo había demostrado cuando detuvo los penales de Davinson Sánchez, Yerry Mina y Edwin Cardona en la semifinal de la Copa América ante Colombia. El Dibu ha demostrado que, más que nada, es un portero que gana títulos.
5. Gran desempeño individual: Finalmente, el otro gran motivo del título argentino fue el gran nivel de varios jugadores. Más allá de las impresionantes presentaciones de Lionel Messi y Emiliano Martínez, se sumaron Julián Álvarez, Ángel Di María, Alexis Mac Allister, Nicolás Otamendi, Rodrigo De Paul, Enzo Fernández (el mejor jugador joven del torneo), Leandro Paredes y Nahuel Molina. , entre otros.
También es una muestra del trabajo de Scaloni, que supo escoger de buena manera a sus convocados y además darle a sus figuras el descanso necesario.
Di María, ausente en la final de 2018, supo estar listo para enfrentar a Francia y fue importante cuando marcó el segundo gol de Argentina.