María Brizuela fue acusada por los propietarios de la vivienda donde trabajaba en Santa Ana realizando labores domésticas, de haber hurtado varias joyas valoradas en más de 10 mil dólares, entre cadenas, aretes, anillos y pulseras, todas de oro.
Según la denuncia, las joyas fueron tomadas por Brizuela y luego vendidas a La Cornucopia, por un valor de $1, 568 dólares, según un informe que esa casa de empeño entregó a la Fiscalía General de la República (FGR).
Por estos hechos, en el Tribunal Segundo de Sentencia de Santa Tecla fue condenada a tres años de cárcel sustituido por trabajo de utilidad pública.
Sobre la responsabilidad civil fue una condena en abstracto, es decir que las víctimas deben seguir un proceso civil para establecer, bajo prueba, el valor real de las joyas hurtadas.