Todavía Zulangel Martínez habla de su hijo en presente. Leónidas Albornoz, de 15 años, el cual fue asesinado por un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) mientras jugaba en la piscina del complejo deportivo Mesuca, ubicado en Petare, al este de Caracas.
La noche del 19 de septiembre del año 2022 Zulangel recibió una llamada que la hizo movilizarse al hospital Dr. Domingo Luciani, en El Llanito: su hijo adolescente había recibido un disparo y fue llevado por funcionarios militares al centro hospitalario para ser atendido, pero falleció.
Más temprano, Albornoz y sus amigos habían entrado sin autorización al complejo deportivo de Mesuca, para jugar en la piscina. El vigilante al darse cuenta de la presencia del grupo llamó a los funcionarios militares y estos dispararon contra los adolescentes.
“En la noche ellos fueron a bañarse y a jugar; el vigilante del polideportivo fue a avisar que había unos delincuentes allí y al llegar los guardias comenzaron a disparar.
Después de eso dieron voz de alto; los niños salieron corriendo porque se asustaron y allí fue donde le dieron a mi hijo”, contó la madre del adolescente en una entrevista.
Al llegar al hospital, Zulangel solo supo que quien llevó a su hijo hasta el centro médico fue un funcionario de apellido Laya y que tiene rango de teniente.
Los efectivos le dijeron que su hijo había muerto en un supuesto enfrentamiento, pero la madre de Albornoz los encaró y les preguntó dónde estaban las pruebas del hecho.
“Lo único que me decían es que supuestamente ellos estaban robando una cerca. No me quisieron dar información, no querían hablar conmigo. Yo fui al Cicpc y tampoco me quisieron dar información. Insisten en que fue un enfrentamiento, pero donde están las pruebas del arma, de los cartuchos. No tienen pruebas de nada, me ocultan información sobre el caso de mi hijo”, denunció Martínez.
La víctima estudiaba segundo año de bachillerato y en su tiempo libre trabajaba en un autolavado, para ayudar a su madre con los gastos de la casa.
“Mi hijo no es un delincuente”, defiende Martínez con fervor la memoria de su hijo asesinado.