Através de una llamada telefónica, la víctima con clave “480” fue amenazado y obligado a entregar 100 dólares a cambio de no atentar contra su vida. Recibió una segunda exigencia el 25 de marzo del año 2010, donde negoció con un pandillero de la Mara Salvatrucha, a entregar 50 dólares.
La víctima, un comerciante de San Miguel, interpuso la denuncia y un dispositivo de entrega controlada se encargó de identificar a Roberto Carlos Romero Velásquez como la persona que recogió y repartió el dinero que previamente había sido seriado por el equipo investigador.
En vista pública el Tribunal Segundo de Sentencia, de Santa Tecla, determinó la culpabilidad de Romero Velásquez por lo que lo condenó a una pena de 10 años de cárcel, al encontrar suficientes pruebas, que incluyen las bitácoras de llamadas de su participación como cómplice del delito de extorsión.