Una madre de Nebraska ha sido acusada de ayudar a su hija adolescente a abortar a las 24 semanas de embarazo. Ambas mujeres enfrentan cargos criminales y los mensajes de Facebook, obtenidos por la policía a través de una orden judicial, se han convertido en la evidencia clave en un juicio poco común por aborto.
Todo esto ocurrió, según la cronología de la Policía, dos meses antes de que la Suprema Corte anulara Roe vs. Wade, que permitió el derecho constitucional a la interrupción del embarazo.
La investigación de los Burgesses no comenzó como un caso de aborto. A fines de abril, las autoridades de Norfolk, Nebraska, iniciaron a investigar las “preocupaciones” de que una joven de 17 años había dado a luz prematuramente a un bebé muerto y que ella y su madre habían enterrado el feto, según documentos judiciales.
El detective Ben McBride solicitó registros médicos de principios de marzo que mostraban que la adolescente había estado embarazada con fecha de parto para el 3 de julio.
Cuando entrevistó a los Burgesses, dijeron que el bebé había nacido muerto en la bañera y le mostraron dónde lo habían enterrado.
El detective señaló que más tarde se enteró de que las mujeres en realidad habían enterrado los restos y luego los desenterraron, los llevaron al norte de la ciudad y los enterraron nuevamente. Finalmente, trasladaron los restos por tercera vez.
En algún momento, un hombre que las ayudó le dijo a la Policía que las mujeres intentaron quemar el feto.
Los restos fueron exhumados y mostraban signos de “lesiones térmicas”, escribió el detective.
En los casos en que la policía se involucra en un aborto espontáneo o muerte fetal, a menudo la pregunta más importante es si el bebé nació vivo. De ser así, la mujer involucrada puede enfrentar cargos más graves.
En el caso de Burgess, la autopsia final enumeró la causa de la muerte como indeterminada. “Los hallazgos fueron consistentes con que el feto nació muerto, pero el feto había sido puesto en una bolsa de plástico, lo que planteaba la posibilidad de asfixia”, escribió el detective.
La investigación pudo haber terminado ahí, pero cuando el detective le preguntó a la hija la fecha exacta en que terminó el embarazo, ella consultó sus mensajes de Facebook.
El detective obtuvo una orden judicial de toda la correspondencia de la madre y la hija en Facebook Messenger y encontró evidencia de un aborto inducido médicamente y escribió que la hija habla de cómo no puede esperar para sacar esa ‘cosa’ de su cuerpo.
En un chat, la hija escribe: “Recuerden que quemamos las pruebas”. La madre responde: “Sí”. CARGOS CONTRA LAS MUJERES