El líder indígena murió este domingo supuestamente a manos de la policía, en medio de choques entre miembros de su comunidad y la fuerza pública en el departamento del Cauca (suroeste), indicaron autoridades originarias.
Cientos de indígenas protestaban en la tarde frente a la estación de policía del municipio de Miranda, para exigir la liberación de tres de sus compañeros capturados más temprano en una acción que consideraron arbitraria.
"Pero la fuerza pública abrió fuego, asesinando al Kiwe Thegnas (guardia indígena) Luis Tombé e hiriendo a dos personas más"
La policía aseguró por su parte que capturó a dos personas en una operación para desalojar a la comunidad originaria que había invadido dos predios en una zona rural.
Más tarde, "un grupo de entre 80 y 100 personas, incluidos varios encapuchados, se movilizaron hacia la Estación de Policía de Miranda y arremetieron contra la integridad de los uniformados y de las instalaciones, empleando piedras, artefactos explosivos improvisados y al parecer armas de fuego", explicó la policía en un comunicado. De acuerdo con su versión, los uniformados repelieron "la agresión" y "minutos más tarde" fueron informados del "ingreso de tres personas heridas al Hospital del municipio de Miranda, donde posteriormente una de ellas falleció".
El departamento del Cauca es uno de los epicentros de la violencia que continuó al acuerdo de paz firmado en 2016 con la exguerrilla de las FARC. Solo el fin de semana fallecieron cinco personas abaleadas, incluido Tombé.
El sábado los hermanos José Benito Ruano (55 años), José Arcadio Ruano (57) y Cayo Ruano (59) fueron asesinados a tiros en su vivienda en el municipio de Bolívar. Según la policía se trató de un "posible ajuste de cuentas por actividades ilegales por parte del ELN", la última guerrilla reconocida en el país. El mismo día en el municipio de Caldono, el indígena y artesano Yesid Caña fue asesinado por hombres armados que ingresaron a su comunidad.
Los pueblos originarias son blanco frecuente de la peor arremetida de grupos armados en los últimos cinco años. Aunque el acuerdo de paz disminuyó la violencia, disidentes de las FARC, rebeldes del ELN y bandas narcotraficantes de origen paramilitar luchan a sangre y fuego por la rentas del narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal.