Una estatua de Robert E. Lee, líder de las fuerzas confederadas esclavistas |
Washington (AFP) – Desde que su empresa comenzó a quitar legalmente las estatuas de soldados confederados, polémicos símbolos del pasado esclavista del sur de Estados Unidos, en la ciudad de Richmond, Virginia, Devon Henry siempre lleva una pistola consigo.
Ante los comentarios violentos vertidos en los últimos dos años, "me rehúso a bajar la guardia", dice a la AFP el empresario afroestadounidense.
"En una de las remociones, íbamos por la carretera con la estatua confederada en el remolque cuando alguien trató de descarrilarnos", narra Henry, de 45 años. Le han llovido amenazas de muerte, insultos racistas e intimidaciones desde el 1 de julio de 2020, cuando este contratista y su equipo desmontaron su primera estatua, un monumento al general Thomas "Stonewall" Jackson, figura de las fuerzas confederadas y proesclavistas durante la Guerra Civil de 1861 a 1865.
Aquel día en Richmond, antigua capital de la Confederación, Henry llevaba un chaleco antibalas y su estado de ánimo oscilaba entre el orgullo y la ansiedad.