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¿Qué sucederá con Twitter tras la compra de Elon Musk?


La agenda principal de Musk, como lo ha afirmado el propio magante, es la “libertad de expresión”. Quiere comprar Twitter para poder mantenerlo como está y adaptarlo a su visión como un “absolutista confeso de la libertad de expresión”.

Musk mencionó en una carta que escribió a la junta de Twitter a principios de este mes que “Twitter es la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo”, pero este “imperativo social” no se puede realizar si Twitter permanece en su forma actual y, por lo tanto, “necesita transformarse en una empresa privada”.

Elon Musk tuiteó este lunes que incluso espera que sus “peores detractores” permanezcan en Twitter una vez que asuma el control de la plataforma de redes sociales porque “eso es lo que significa la libertad de expresión”. Pero hay otros intereses que deberían tenerse en cuenta en esta ya explosiva combinación, como el bienestar de la democracia en Estados Unidos y el extranjero. Musk ha dejado en claro que su principal objetivo al comprar Twitter es apoyar la expresión sin restricciones y reducir el veto a usuarios o la eliminación de tuits individuales.

Cabe recordar que el 8 de enero de 2021 Twitter vetó de forma permanente al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, “debido al riesgo de nuevas incitaciones a la violencia” después de los disturbios en el Capitolio. Musk ha dicho que prefiere mantenerse al margen de la política, pero hay buenas razones para sospechar que, si Twitter pasa a ser de su propiedad, reactivaría la cuenta de Trump.

El magnate aplaudió al expresidente hace dos años, cuando Trump apoyó los planes de Tesla de reabrir una planta automotriz en California durante el confinamiento por el COVID-19.

Los accionistas de Twitter y Musk se reunieron para conversar después de que el jefe de Tesla presentara los detalles de la financiación de su oferta.

La oferta de Musk parece mucho más que una adquisición económica de Twitter. También es una adquisición política, similar al acuerdo de Rupert Murdoch en 1976 por el New York Post y la compra en 2007 de The Wall Street Journal.

La persona más rica del mundo, que ha dicho que “no le importa la parte económica” de la compra de Twitter, apunta a adquirir un tipo diferente de poder: controlar uno de los megáfonos más grandes del mundo y la capacidad de imponer su ideología libertaria sobre cuestiones de moderación y desinformación.

Y así como se acusa a Murdoch de usar sus medios de comunicación para defender sus intereses comerciales, Musk también tendrá no solo razones éticas sino también fuertes motivos financieros para permitir que algunas de estas voces previamente vetadas regresen a la plataforma. Por ejemplo, si Trump es reelegido y Tesla busca restituir los créditos fiscales federales para sus vehículos eléctricos, Musk podría enfrentarse a la extraordinaria tentación de restablecer la cuenta del expresidente, si es que aún no lo ha hecho.

Con más de 80 millones de seguidores, ya utiliza Twitter como un poderoso motor de marketing para sus empresas. La presión será aún más significativa fuera de Estados Unidos. En 2020, Twitter dijo que comenzaría a etiquetar como “medios afiliados al Estado” las cuentas pertenecientes a algunas autoridades del Gobierno chino y medios de comunicación vinculados al Estado, además de asegurar que los tuits de esos perfiles no fueran amplificados. El gobierno chino seguramente odia estas restricciones.

Podría decirse que suprimir declaraciones gubernamentales contamina el discurso de la libertad de expresión, pero Tesla también tiene importantes objetivos comerciales en China y necesita el apoyo del presidente Xi Jinping. Todo esto recuerda la compra del Washington Post por parte de Jeff Bezos en 2013, cuando el fundador de Amazon prometió no entrometerse en las decisiones editoriales de la sala de prensa. Cualesquiera que fueran sus razones para comprar el periódico (vanidad, visibilidad o interés en rescatar una importante institución estadounidense), parece haber cumplido en gran medida su promesa. Aquí Musk está prometiendo todo lo contrario: que se va a involucrar. Entonces, haga lo que haga para instalar su propia ideología en Twitter, no solo impactará a los usuarios y accionistas de las redes sociales, sino a todos nosotros.

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