Carpas, barbos o lucios son algunos de los peces más comunes que se pueden encontrar en las aguas aragonesas del río Ebro, pero hay un ejemplar que siempre destaca sobre los demás. Su gran tamaño o su aspecto más propio de un monstruo de película que de animal acuático lo convierten en una de las piezas más preciadas por todo apasionado a la pesca deportiva. Y que siempre acecha las riberas para tratar de hacer con su particular trofeo.
Hablamos de siluros. El 'silurus glanis' podría decirse que es la joya de la corona de las aguas aragonesas, en las que habita si son tranquilas, profundas y algo turbias. No baja de dos metros de longitud, ni tampoco de los cien kilos de peso; por eso, hacerse con uno es una tarea difícil o una “batalla épica” como la define Adriano Marchena, un vecino de El Burgo de Ebro que la semana pasada logró pescar un siluro de 2 metros y 72 centímetros.
Ante un siluro de “aproximadamente 120 kilos” tuvo que enfrentarse Marchena durante “más de veinte minutos” en una orilla del río Ebro -"que no deseo identificar", recalca- con una caña Uunicat Shades of cat, de 2.85 metros para lograr superar su récord personal, que tenía en poco más de dos kilos y medio.
“Un día como otro cualquiera”, dice Adriano recordando la jornada en la que se hizo con uno de los 'silurus glanis' más grandes que se han visto en Aragón y "que es un récord de España en tamaño", según asegura el pescador, aunque también admite que “siempre quieres sacar uno más grande”. Y, a pesar de que se hizo de rogar, Marchena lo consiguió.
Eran “cerca de las nueve de la noche” cuando el siluro apareció y comenzó el duelo contra el vecino de El Burgo de Ebro, El deportista explica que es normal que fuese a esas horas, "ya que el siluro es cazador nocturno y sale con el cambio de temperatura que provocan los últimos rayos de sol del día".
Sin embargo, Adriano no estaba solo, le acompañaban Francesco Palli y Gian Paolo, ambos pescadores deportivos italianos que habían viajado a España 'ex profeso' para pescar “en modo aventurero” con el burgolés, al que habían conocido hace tiempo a través de las redes sociales en las que comparte con sus seguidores las distintas hazañas que realiza con su caña de pescar en las aguas aragonesas del Ebro.