Doña María Mercedes Pérez, madre de Gabriela Espinoza. inmigrante ahogada en el Río Bravo |
Sus familiares le prepararon un velorio en su casa en la capital y este viernes será sepultada a las tres de la tarde en funerales solemnes con allegados y amigos en el cementerio Caminos del Cielo.
Tras 24 días de espera, la familia Espinoza Pérez recibió hoy cuerpo de Gabriela Tatiana Espinoza Pérez, la inmigrante nicaragüense quien el 21 de marzo murió ahogada en las aguas del temido río Bravo, en México, cuando intentaba cruzar hacia Estados Unidos.
Su repatriación fue gestionada por la familia tras una colecta para poder sepultarla en su patria. «Aunque esté triste por su muerte, gracias a Dios, al barrio, a todos los países que me ayudaron para traer a mi hija, ahora aquí está el cuerpo de mi muchachita, mi adoración, mi todo, porque era mi única (hija) mujer», dijo a LA PRENSA aún consternada María Mercedes Pérez, madre de la fallecida.
Gabriela salió de su casa el 15 de febrero de 2022 con rumbo al norte, en búsqueda del sueño americano. Su deseo era ampliar y mejorar la casa de su mamá y darle todas las condiciones que hasta ahora no tiene.
«Ella quería que yo viviera como una reina», recuerda su madre, según las últimas palabras de su hija. Sus familiares le han preparado un velorio en su casa en la capital y este viernes será sepultada a las tres de la tarde en funerales solemnes con allegados y amigos en el cementerio Caminos del Cielo
La mañana de este jueves Santo, el vecindario recibió el féretro de Gabriela entre mensajes de cariño en carteles colgados en sus casas y arreglos de chimbombas blancas con negras —como símbolo de luto—, que adornaban la cuadra donde habitaba la inmigrante nicaragüense.
«Te extrañaremos Gabriela», decían los anuncios.
«Era una muchacha muy querida por el vecindario, al momento que ella entró toda la gente la recibió con chimbombas, lazos y todos. Nunca me imaginé verla así en un ataúd», continuó su progenitora mientras observaba con pesar la caja donde yacen los restos de su hija.
El cuerpo de Gabriela Tatiana arribó a Managua en horas de la mañana. LA PRENSA La joven originaria de Managua tenía 32 años y era la única mujer de los cinco hijos que tuvo doña María Mercedes.
Ella recuerda a su «muchachita» como una persona alegre, muy atenta, servicial y sobre todo soñadora, tanto que intentó mejorar la calidad de vida de la familia emprendiendo un temerario viaje hacia al norte en el que perdió la vida. Desde el día que murió —el 21 de marzo—, el cuerpo de Gabriela permaneció en México a la espera de su repatriación.
Su familia, con la colaboración de amigos y allegados—, promovió una colecta masiva que trascendió las fronteras. Fue así que lograron iniciar el proceso de retorno del féretro.
«Los vecinos, todo el barrio, la familia, desconocidos del exterior, todos nos dieron un apoyo incondicional, ese amor hacia la familia, ustedes los medios de comunicación, y por eso estamos agradecidos porque gracias a esa unidad se logró que mi hermana estuviera aquí con nosotros», manifestó por su parte Darwin Espinoza, hermano de Gabriela.
«No cometan esa locura»
La experiencia trágica que ha tenido doña María la ha llevado a reflexionar y aconsejar a las familias nicaraguenses que planean salir del país de forma irregular que no cometan «esa locura», por los múltiples riesgos a los que se exponen durante esta travesía, en la que pueden ser víctimas de robo, secuestros y en el peor de los casos, encontrar la muerte como fue el caso de Gabriela. «Yo les recomiendo que mejor busquen cómo vivir su vida aquí, que no cometan esa locura de irse y morir ahogados. Aquí estoy yo derrotada, con mi corazón hecho pedazos (…) No salgan, no salgan, aunque solo coman arroz y frijoles, pero su familia está unida, aquí la mía se desunió con la muerte de mi muchachita (…)», reflexionó.
«Tomen consejo y no arriesguen su vida, peor con coyotes que son malos que solo quieren dinero, piénsenla bien y no dejen a su familia sufriendo, llorando, destrozada, porque un sueño después se convierten en una pesadilla», complementó Darwin