Indicios de detenciones arbitrarias, persecución a los medios de comunicación y otros abusos de poder han marcado el régimen de excepción en El Salvador, según el investigador sénior de la división de las Américas de Human Rights Watch.
A las puertas del primer mes del régimen de excepción, Juan Pappier considera que el gobierno de El Salvador únicamente ha exacerbado su carácter autoritario. Asimismo, el investigador de Human Rights Watch cree que apostarle a las medidas de mano dura no solo no es una medida efectiva para reducir el crimen, sino que abre la puerta a numerosos abusos de poder. De esto y más conversó en una entrevista exclusiva con El Diario de Hoy. ¿Cómo evalúas las acciones durante el régimen de excepción? Este mes se ha profundizado la deriva autoritaria del presidente Nayib Bukele y de su gobierno. Por un lado, ha quedado evidente cómo controla a todos los poderes del gobierno y cómo intimida y acosa a quienes no se sometan a su voluntad. Por otro lado se han profundizado y agravado las normas que permiten perseguir abusivamente a periodistas y ha empeorado su tono contra la sociedad civil, tanto nacional que es lo que más nos preocupa como contra organizaciones internacionales de derechos humanos.
¿Cómo ven el incremento de penas, redadas masivas y la respuesta punitiva a la violencia?
Estamos documentando uno por uno casos de presuntas detenciones arbitrarias. Para esto estamos en contacto con varias organizaciones salvadoreñas de derechos humanos que hacen un trabajo extraordinario y muy valiente en este contexto de acoso constante contra quienes pretendan criticar al gobierno y sus prácticas. Hemos estado en contacto con familiares de cerca de 50 personas detenidas y esperamos estar en contacto con más para producir un informe sobre el récord de la policía y el ejército durante el estado de excepción.
¿De qué van las denuncias? Las denuncias tienen que ver con redadas, sobre todo en barrios humildes de San Salvador y otras zonas del país, donde se detiene de forma masiva en general a hombres jóvenes. Al parecer detienen a tantos como quepan en el vehículo policial sin orden de captura, sin decirles por qué están siendo detenidos, con comentarios estigmatizantes sobre el barrio donde viven.
Se los llevan a las instalaciones policiales donde en varios casos que hemos conocido los familiares han podido verlos unos minutos y darles medicamentos, y luego son trasladados a prisiones. Desde ese momento, según las denuncias, los familiares pierden contacto por completo con sus allegados detenidos y no han podido enviarles los medicamentos que necesitan. Esa es la situación que hemos documentado.
¿Qué violaciones concretas podría estarse dando? Podemos estar ante casos de presuntas detenciones arbitrarias y posible comportamiento discriminatorio de la policía si apunta directamente a comunidades humildes. También estamos examinando la situación en las prisiones para ver si se cumplen exigencias de derechos humanos que prohíben tratos crueles, inhumanos y degradantes y condiciones carcelarias mínimas de salubridad y alimentación que se le debe a cualquier privado de libertad. El presidente en sus comunicaciones afirma que la comunidad internacional defiende a los peores delincuentes de El Salvador. ¿Qué opinas?
Lo que está haciendo Bukele es intentar engañar a los salvadoreños. Lamentablemente esa es la situación. Las medidas que ha tomado Bukele a partir del alza de homicidios en lugar de ayudar a proteger a la población contra las pandillas, ponen en riesgo a todos los salvadoreños. Lo que debería hacer el gobierno de El Salvador es proteger a la población de grupos criminales responsables de las peores atrocidades y para ello hace falta esfuerzos para desmantelar estos grupos, para fortalecer el poder judicial y la Fiscalía y entidades a cargo de la investigación de los delitos. En cambio, el presidente Bukele se ha encargado de debilitar su independencia.
¿Qué hay de la prevención? Lo que hace falta es aumentar las oportunidades para que ningún joven piense que la única forma de progresar es ingresar a las pandillas. Lamentablemente, el presidente Bukele ha decidido presentar un show de detenciones masivas con suspensión de derechos que pone en riesgo los derechos de los salvadoreños y los expone a todo tipo de atropellos y abusos.
En tu experiencia, ¿son efectivas las políticas de mano dura? Hay varios antecedentes recientes en la región de gobernantes populistas y autoritarios, como Bukele, que le prometieron a sus ciudadanos que la forma de terminar con el crimen o grupos armados era olvidarse por un momento de las garantías básicas de debido proceso y derechos humanos. Lo que demuestra la historia de la región es que esos experimentos han resultado en gravísimas violaciones a derechos humanos. ¿Como quiénes? Por ejemplo, Alberto Fujimori en Perú terminó condenado a 25 años de prisión por desapariciones forzadas y asesinatos cometidos durante su gobierno. O Álvaro Uribe en Colombia, bajo cuya política de mano dura se generó el escándalo de falsos positivos. El ejército buscaba cumplir con cuotas de guerrilleros dados de baja en combate y para hacerlo, asesinaban a civiles inocentes que vestían como guerrilleros y los presentaban como guerrilleros de las FARC que habían matado en combate. Ese es el tipo de atropellos y violaciones de derechos humanos que puede ocurrir cuando se deja de lado las garantías básicas de debido proceso.
¿Consideras que se violenta la presunción de inocencia? Yo creo que sí, porque aquí lo que hacen las autoridades es presentar de forma inequívoca, sin dar lugar a duda que todos los detenidos son miembros de las pandillas responsables por el incremento de homicidios. Eso es irresponsable y pone en riesgo la presunción de inocencia con personas que ni siquiera han sido llevadas ante un juez. Que un gobierno les catalogue como pandilleros sin presentar las evidencias incluso pone en peligro sus vidas y sus futuros. El presidente parece vender la idea de que la democracia obstaculiza su solución a las crisis del país. ¿Qué opinas al respecto? Yo no tomaría demasiado en serio estas declaraciones. Él elige de forma discrecional qué teorías o ideas quiere incorporar. Un día dice que las instituciones democráticas son secundarias y otro día dice que él puede tomar esta decisión con la Asamblea porque eso es la democracia y estos funcionarios han sido elegidos por el pueblo. No creo que valga la pena tomar en serio estos argumentos, casi como si asumiéramos que él tiene una teoría de la democracia. Creo que no hay nada de eso, simplemente usa argumentos arbitrarios y caprichosos para intentar justificar sus abusos de poder. Bukele solía hablar de reinserción, criticaba el hacinamiento en las cárceles y la estigmatización de jóvenes humildes y hoy hace lo contrario. ¿A qué atribuyes el cambio de discurso y de acciones? Me da la impresión de que el presidente Bukele no tiene ideas claras, y una ideología clara. Su única ideología es él mismo. Creo que eso explica sus inconsistencias, sus contradicciones y su forma de ver el Estado salvadoreño como una entidad que debe responderle a él única y exclusivamente.