El Código Penal pakistaní contempla todavía arcaicas leyes que castigan con penas que van desde multas económicas hasta de muerte por supuestos delitos de blasfemia cometidos contra el Islam o el profeta Mahoma.
Tres maestras de una escuela islámica para niñas en Pakistán han decapitado este martes a una antigua compañera de trabajo tras ser acusada de blasfemia, en el noroeste del país. La víctima, de 21 años, ha sido ejecutada sin el debido proceso fuera en la ciudad de Dera Ismail Khan, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, ha informado el jefe de la Policía Local, Najamul Hasnain.
La Policía ha arrestado a los presuntos asesinos, uno de ellos una adolescente, quienes confesaron haber decapitado a la mujer creyendo que había cometido un delito de blasfemia, han contado fuentes policiales a la agencia DPA. Todos los implicados en este crimen son oriundos de Waziristán, una remota región en la frontera de Pakistán con Afganistán, que ha servido como escenario de radicalización y escondite en múltiples ocasiones de grupos terroristas.
El Código Penal pakistaní contempla todavía arcaicas leyes que castigan con penas que van desde multas económicas hasta de muerte por supuestos delitos de blasfemia cometidos contra el Islam o el profeta Mahoma. Organizaciones de Derechos Humanos han denunciado que la norma se ha convertido además en una herramienta común para dirimir cuitas y venganzas personales. Si bien corresponde a las autoridades competentes llevar a cabo las medidas punitivas contra los supuestos blasfemos, en los últimos años, y ante la pasividad de los responsables, más de 70 personas han sido asesinadas por turbas enfurecidas antes de que sus juicios hayan podido siquiera celebrarse.