En esta figura se puede observar que el proceso de dispersión vertical y redispersión es importante para la disolución del hidrocarburo en el agua del mar.
La forma final de la mancha de petróleo está condicionada por el viento, las olas y las corrientes. Esta mancha se irá extendiendo en una superficie cada vez mayor hasta llegar a formar una capa muy extensa y delgada. Al incrementarse el área de la dispersión aumenta también la tasa de evaporación; el petróleo evaporado es descompuesto por fotooxidación en la atmósfera.
Las gotitas oleosas dispersas tienden a volver a la superficie o a ser redispersadas por las fuerzas de flotabilidad. Las gotas más grandes emergen enseguida, mientras que las gotas más pequeñas pueden ser transportadas por las corrientes lejos del lugar del vertido y permanecen dispersas durante mucho tiempo. Cuando el hidrocarburo se adhiere a otros cuerpos, o forma partículas con densidad superior a la del agua, puede hundirse hasta el fondo en un proceso llamado sedimentación.
En ese contexto, existe la probabilidad de que, las gotitas oleosas sean consumidas por peces y que las algas pueden comenzar a concentrar metales pesados en ciertas cantidades que luego son ingeridas por peces que concentrarán metales (bioacumulación y biomagnificación), lo mismo pasará con los cangrejos, caracoles, pulpos, etc., Aquellos que no mueren por la contaminación, se introducen en la cadena alimenticia. Quizá son pescados y llevados hasta la mesa de cientos de familias limeñas.