Un estudio científico realizado por investigadores alemanes de la Universidad de Kassel ha demostrado que mientras que el área del pecho de una persona promedio emite solo 20 fotones de luz por segundo, alguien que medita en el centro de su corazón y envía amor y luz a los demás emite un asombroso 100.000 fotones por segundo. Eso es 5000 veces más que el ser humano promedio.
Numerosos estudios también han demostrado que cuando estos fotones se infunden con una intención amorosa y curativa, su frecuencia y vibración aumentan hasta el punto en que pueden literalmente cambiar la materia, curar enfermedades y transformar eventos negativos.