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Reflexiones, Frases y Historias sobre Abuelos 👴

 Frases y Reflexiones

1. COMO SE PIERDE LA VIDA
Abuelo, ¿cómo se pierde la vida?
La vida se pierde de muchas formas hijo.
Se pierde cuando quieres vivir la vida de otros y no la tuya.
Se pierde criticando los errores de otros, y no mejorando los tuyos.
Se pierde cuando te lamentas a cada momento por haber fracasado y no buscando soluciones para poder triunfar.
Se pierde cuando te la pasas envidiando a los demás.
Y no superándote a ti mismo.
Se pierde cuando te enfocas solo en las cosas negativas,
y dejas de disfrutar las cosas buenas.
La vida NO se pierde cuando dejas de respirar,
SINO CUANDO DEJAS DE SER FELIZ

2. Mi abuelo ya no está, se fue físicamente. Lo que nadie sabe es que buscó la forma de quedarse, lo encuentro en el olor a café y entre las páginas del libro que solíamos leer.
Mi abuelo me quería tanto que se fue, pero buscó la forma de quedarse conmigo para siempre

3. Los abuelos son una deliciosa mezcla de risas, cuidados, historias maravillosas y amor”. "Tener un abuelo es contar con un tesoro que ha sabido conservar su corazón a través de los años". "La abuela sostiene nuestras manos por un rato, pero nuestros corazones para siempre"

4. Los abuelos son magos con capacidad de crear recuerdos inolvidables para sus nietos.

5. Los abuelos son una deliciosa mezcla de risas, historias maravillosas y amor.

6. Los abuelos les proporcionan a los niños una manta de seguridad cuando los tiempos se ponen difíciles.

7. Una madre es abuela el día que olvida las cosas malas que hacen sus hijos y, por el contrario, se muestran encantadas con las maravillas que hacen sus nietos.

8. Gracias abuelos por ser el mejor ejemplo de amor, por demostrarnos que no hay barreras para amar, por enseñarnos el camino de la vida.

9. El corazón de los abuelos siempre late junto al corazón de sus nietos, un lazo invisible de amor sublime que los mantendrá unidos por siempre y no habrá fuerza que pueda cortarlo.

10. El amor de los nietos no tiene coste: les das el dinero suelto y a cambio te dan una felicidad que no se paga ni con millones de euros.

11. Cuando estoy con mis abuelos, sé que literalmente no tengo que hacer nada más que relajarme, divertirme y disfrutar de la compañía de mi familia. Tyson Chandler

12. Una de las alegrías de ser abuelo es volver a ver el mundo a través de los ojos de un niño. David Suzuki

13. Un niño necesita un abuelo, el de cualquiera, para crecer un poco más seguro en un mundo poco familiar.

14. El mejor lugar para estar cuando estas triste es el regazo de tu abuelo.

15. Mi abuela comenzó a caminar cinco millas al día cuando tenía sesenta años. Ella tiene noventa y siete años ahora, y no sabemos dónde diablos está. Ellen DeGeneres

16. Los abuelos son magos que crean recuerdos maravillosos para sus nietos.

17. Una abuela es madre, maestra y mejor amiga.

18. Si eres tan afortunado de tener un abuelo, no necesitarás un libro de historia.

19. Un hogar no es un hogar sin una abuela.

20. La corona del anciano son sus nietos, el orgullo de los hijos son sus padres

21. Los abuelos son los ángeles de los nietos.

22. Los abuelos están ahí para ayudar al niño a hacer travesuras que aún no han pensado. Gene Perret

23. Las relaciones entre abuelos y nietos son simples. Las abuelas critican poco y dan mucho amor.

24. Aprender a gozar de la vida en toda su plenitud no es posible sin llegar a ser abuelo.

25. Una abuela es igual que una madre, pero tiene una segunda oportunidad.


Historias

1. La corona del anciano son sus nietos, el orgullo de los hijos son sus padres
(Proverbios 17 Vr 6)
El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación.
"Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado sólo.
Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Le preguntó dulcemente: ¿Qué estás haciendo? Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos." Sonrió y siguió con su tarea.
Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.
Una triste pero cierta historia que nos mueve a reflexionar acerca de como muchas veces las personas con sus actitudes, se olvidan (o no quieren entender) que todos llegaremos a ser personas ancianas y tendremos dificultades para vivir, pero los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día son los arquitectos que construyen el futuro de sus hijos. Seamos instructores sabios y modelos a seguir, recordemos que las personas olvidarán lo que dijimos y lo que hicimos, pero nunca cómo los hicimos sentir…

2. Mi abuela. (Sergio Carrión)
La historia más bonita que conozco es la que ocultaban las manos de mi abuela. Ella se fue un día, no quisiera recordar cuándo. Me pone triste pensar en los finales. De aquello que parece que pasó toda una vida, que es lo que la debo. Se marchó llena de arrugas, como si el tiempo le hubiese marcado la belleza con un bolígrafo. Le escribo ahora, cuando ya no puede oírme. Cuando ya los besos en la mejilla y las caricias, forman parte de una fotografía que no miro por si me duele demasiado. Yo nunca he creído en el cielo. No creo en Dios tampoco, y no es fácil. Si sé que ella creó un paraíso en sus brazos, y cada vez que me encerraban yo olvidaba lo que era el miedo. “¿Tú me quieres?”, me preguntó una vez, y yo sonreía. Cómo iba a decirla que el amor es algo que aprendí de ella. Que no es que la quisiera, es que ella estaba en todo lo que quise desde entonces. No supe decírselo, y ahora es tarde. Ahora los sentimientos me caben en un cajón en el que quedan envoltorios de los caramelos con sabor a miel que ella me daba. Se fue un día y no quisiera recordarlo. Es duro soportar una vida sabiendo que el amor no puede salvar a las personas. Que una vez hizo sol mientras tú te mojabas bajo aquellas lágrimas que derramaste a escondidas. Ella se fue, y lo que queda simplemente me parece que sobra. Que hay un vacío que va a quedarse siempre ahí, como una carta dirigida a una dirección que ya no existe.

3. ABUELITA 
Autor: Hans Christian Andersen

 Abuelita es muy anciana. Aunque Abuelita tiene muchas arrugas y el pelo completamente blanco, sus ojos brillan como estrellas, mucho más hermosos aún, pues su expresión es dulce y da gusto mirarlos. También sabe cuentos maravillosos y tiene un precioso vestido de flores grandes que cruje cuando anda.

Abuelita sabe muchas historias, pues vivía ya mucho antes que papá y mamá. Tiene un libro de cánticos que lee con frecuencia. En medio del libro hay una rosa, comprimida y seca que ella mira con una sonrisa mientras le asoman lágrimas a los ojos. ¿Por qué abuelita mirará así esa rosa marchita?

Cada vez que las lágrimas de la abuelita caen sobre la flor, los colores cobran vida, la rosa se hincha y toda la sala se impregna de su aroma. Después se esfuman las paredes y se levanta el bosque. Entonces Abuelita vuelve a ser joven y bonita, con los mismos ojos de siempre.

Junto a ella está sentado un hombre joven, vigoroso y apuesto. Huele la rosa y ella sonríe. Ahora él se ha marchado y por la mente de ella desfilan muchos pensamientos y muchas figuras. El hombre ya no está, la rosa yace en el libro de cánticos y Abuelita vuelve a ser la anciana que contempla la rosa marchita guardada en el libro.

Ahora Abuelita se ha muerto. Sentada en su silla de brazos, estaba contando una larga y maravillosa historia.

-Se ha terminado -dijo- y yo estoy muy cansada; dejadme echar un sueñito.

Se recostó respirando suavemente y quedó dormida. Pero el silencio se volvía más y más profundo. En su rostro se reflejaban la felicidad y la paz. Parecía que lo bañaba el sol. Entonces dijeron que estaba muerta.

La pusieron en el ataúd, envuelta en lienzos blancos. ¡Estaba tan hermosa, incluso con los ojos cerrados! Todas las arrugas habían desaparecido y en su boca se dibujaba una sonrisa. El cabello era blanco como la plata y no daba miedo mirarla. Era siempre la abuelita, tan buena y tan querida. Colocaron el libro de cánticos bajo su cabeza, como ella había pedido, con la rosa entre las páginas. Y así enterraron a Abuelita.

En la sepultura plantaron un rosal que floreció espléndidamente y los ruiseñores acudían a cantar allí. Los niños podían ir por la noche sin temor a coger una rosa del rosal. Uno piensa muy a menudo en la abuelita y la ve con sus ojos dulces, eternamente jóvenes. Los ojos no mueren nunca. Los nuestros verán a Abuelita, joven y hermosa como antaño, cuando besó por vez primera la rosa, roja y lozana, que yace ahora en la tumba, convertida en polvo.








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